domingo, 25 de abril de 2010

Cuando se termina

LA JARRA DE LICOR ESTÁ VACÍA
YA NO SOBRAN SABORES PARA DISFRUTAR;
EL RESQUICIO DE LO QUE UN DÍA FUIMOS
SE RE MATA CON INTENTOS FRUSTRADOS DE RECOMENZAR

LA CENA NO SE COMPARTE MÁS,
LAS ALMAS ESTÁN PERDIDAS EN FIESTAS SEPARADAS
Y EL DOLOR SE DISIMULA
CON ALCOHOLICAS SONRIZAS DE CADA ALMA

LAS MANOS JUNTAS NO SON COMPLICES
SON ODIOS TRAGADOS;
Y EL VOLCAN AHOGADO
DESEMBOCARÁ, EN SU MAYOR DOLOR.
FELICIDAD

Siento la fiebre
de un cálido placer
punzante en mis venas;
como si el anelado sol
hubiese encontrado y cubierto
las frías pieles del invierno.

Se olvidó el dolor,
la ingenuidad infantil
transborda por mi psiquismo maduro.
La sonriza de un bebé
es el espejo de mi alma.

Mi piel erizada
responde al momento vivido,
ya no hay miedo.
Los canales oscuros que rodeaban
mi ser son recuerdos sin recordar,
sólo queda lo otro,
ya no existe lo feo.

Mi alma dotada de esperanza
vibra como un niño en su primer juego 
del recreo

la paz de mi espíritu
se asemeja al encuentro casual 
de dos conocidos enamorados

y afectado por mi adrenalina
me confundo y disfruto celebrando...
lo bueno.

CAIDA

El aliento siniestro
de los lobos,
confunde el olfato
de los mortales

Los encantadores
ojos de la noche,
seducen

y la dulcura de
mis labios,
el ingenuo niño de 
mi ser,
se entrega, se 
pierde

Las confuciones
de un espiritu perdido,
son el sabor saboreado
por los lobos,
que devoran no las carnes,
sino las almas

La recordada esperanza
del niño hombre
se pierde,
marchita y quema
como una flor en el eterno invierno

El aliento siniestro...
marca el camino,
y tan sólo sobra, la
perdición.