domingo, 25 de abril de 2010

CAIDA

El aliento siniestro
de los lobos,
confunde el olfato
de los mortales

Los encantadores
ojos de la noche,
seducen

y la dulcura de
mis labios,
el ingenuo niño de 
mi ser,
se entrega, se 
pierde

Las confuciones
de un espiritu perdido,
son el sabor saboreado
por los lobos,
que devoran no las carnes,
sino las almas

La recordada esperanza
del niño hombre
se pierde,
marchita y quema
como una flor en el eterno invierno

El aliento siniestro...
marca el camino,
y tan sólo sobra, la
perdición.

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