domingo, 20 de mayo de 2012

Pensando un poco...


Vivo en un país pequeño con grandes dificultades, vivo en un país donde el presidente baja en auto en frente a una heladería común, centro de encuentro de toda la clase media. Por alguna razón que desconozco, o que no comprendo, al igual que en los países con billones y trillones de habitantes, en mi pequeño país, tampoco podemos contactarnos de forma directa y eficaz con nuestros Jerarcas.
Sufrimos con la violencia, con el desempleo, con la desocupación, como casi todos los países del mundo, pero con una diferencia, la reducida cantidad de ciudadanos de Uruguay debería hacer más accesible su administración, de alguna manera incomprensible para mi, no es lo que vemos gobierno tras gobierno.
Tenemos una larga tradición de gobiernos de derecha, superada ya a dos elecciones, esperamos cambios, vemos intentos, pero no vemos logros. Creo yo, que hay un error fundamental, y no es un tema partidario, es cuestión de visión. El Uruguay se jacta de una educación democrática, donde los estudios o el acceso a ello son gratuitos. Niños ricos y pobres pueden acceder a la escuela pública de la misma manera, creen que dar el mismo trato a niños de diferente clases sociales es darles igualdad; pero yo discrepo rotundamente con este punto de vista. No creo que un niño que debe levantarse a las seis de la mañana para trabajar con su padre, luego ir a la escuela cansado, que va a salir de ahí y seguir trabajando; tenga las mismas condiciones que un niño que se levanta a las ocho de la mañana, descansado, desayuna como corresponde, frecuenta la escuela con la disposición necesaria y tiene tiempo de jugar y estudiar cuando está en su casa. La vitalidad, la condición psicológica de estos niños es totalmente distinta, y eso debe ser prevenido por el sistema educativo de mi país.
La educación no suele ser un problema considerado por los gobiernos uruguayos porque creen que es algo que ya está superado, y ven los números bajando, el nivel de conocimiento de la población; los adolescentes saben cada vez menos de matemáticas, historia, inclusive cultura en general, no reconocen en muchos casos reconocidos autores uruguayos o latinoamericanos como Horacio Quiroga o Ruben Darío, mis antiguos compañeros en sexto del liceo no sabían reconocer un triángulo equilátero y un profesor mío de matemáticas en medio a una discusión me pregunto la raíz cuadrada de veinticinco creyendo que yo no sabría responder, porque mis pares en aquel entonces generalmente no lo sabían.
La educación declina, y los gobernantes, los ministros buscan problemas en las calles, los activistas cuestionan la baja en la ley de imputabilidad, las organizaciones sociales piden que se reduzca la discriminación, vemos marchas y movilizaciones por el reconocimiento del homosexual como un ciudadano común, pero se olvida que la base para el entendimiento político en una sociedad es la educación. Casi todos los niños de Uruguay tienen computadoras nuevas, es un importante gasto del recurso económico de nuestros ministerios, recaudado con nuestros impuestos, pero olvidan que una gran parte de estos niños, como pasa en mi pueblo natal, no accederán a otro tipo de tecnología, regalan un juguete, pero no la posibilidad de desarrollo después de conocerlo.
En fin, defiendo que nosotros, uruguayos, comencemos a poner más atención en esa desigualdad, la de formación, que se arrastra desde las escuelas hasta las facultades, mientras ignoramos el problema raíz mirando la prensa amarillista que solo sabe mostrar asaltos y asesinatos para llamar la atención y lucrar con ello. Seamos ciudadanos más conscientes.