regálame ese aliento seco de la virgen seducción
tomaré en mis manos tu corazón latente
con mi lengua ensangrentada lameré a Cipris
clávame tus garras y corroe mis alas
no hay veneno más amargo que este licor tan dulce
haz de mis entrañas tu casa
mis intestinos serán tu carne
mi voz tu desesperación
rompo mis brazos y toco tu estómago
rompo tus pechos y devoro tus sueños, tu vida
somos trozos de carne y sangre,
tu piel y mi sudor
tu canción y mi aullido

Vive la muerte y nuestras almas gloriosas.