viernes, 27 de septiembre de 2013

Abro los ojos, miro la ventana, entra el sol. Hay una planta naciendo en el extremo derecho inferior, es un yuyo, pero es tan verde, se ve tan lindo con el marco marrón. Tengo el acolchado en cima, pero tengo calor, me lo quito, me desperezo, rosa toda mi piel por las sábanas suaves de tela barata, los pelos de mis piernas se erizan, es como si me acariciaran por todas partes. El clima es tan agradable, la transpiración de mi pecho le genera sensación de aliento fresco después del calor de la manta. Me limito a mirar el techo y respirar. De repente un suspiro profundo y puedo erguir mi tronco, me siento, miro el color de las paredes, algo como un rosa que quiere mucho ser naranja, adornado por los rayos del sol. Me levanto, voy al baño, me lavo la cara, no me vestí, tengo un calzoncillo flojo y una musculosa, mortalmente cómodos, hay un calorcito agradable, sentir el frío del piso en la planta de los pies es un reconfortante regalo. Bajo las escaleras, limpio el mate, pongo agua a calentar, siento el olor a la yerba, abro la ventana de la cocina, vuela un poco de yerba, no importa, tengo la franela a mano, limpio mecánicamente, hierve el agua en la caldera eléctrica, lleno el termo y me siento en el baúl de la cocina. También entran rayos de sol en esa ventana, dan justo en mis pies, uno toca el suelo y el otro flota, mientras tengo una pierna cruzada sobre la otra. Espero descansar el mate y tomo el primer y cálido sorbo del día. Suspiro, respeto el silencio, reconozco lo que veo, reconozco mis cosas, mis platos coloridos, mis platos negros, la tabla de picar roja, los cubiertos tramontina, las ollas de teflón, la botella de ferntet que espera ser guardada desde hace dos noches. Abro la heladera, tengo un poco de cocacola sin fuerza, manteca, mayonesa, pero no tengo pan. Hay huevos y verduras ¿Podría hacer huevo revuelto? Pero veo un cuarto de queso, sonrío, lo tomo en mis manos, lo pico en la tabla roja con un cuchillo tramontina, miro para afuera, el sol, tomo mate, que calentito, pienso en vos. Y decido seguir viviendo.