martes, 10 de enero de 2012

Dormido en este féretro
de mi estómago a mi boca corre un aliento mortal.
Ese olvido animal que hace desgraciadas mis uñas y víctimas mis mejillas
cae mi carne, devoro mis dedos para no morir más

es solo un vidrio corriendo desde mi ojo hasta el suelo
ya no hay pasto verde ni rosas que perfumar.

Condeno el amor y los zapatos rotos
tu café fuerte y mis labios carnosos
tu pecho y el mío, ese dolor malnutrido

apesta mi cuerpo, estos aromas de muerte y de carne enferma
del alma mal lavada, de trapos sucios, de herrumbre olvidado, de colchón húmedo
de tu amor gastado, de tus dientes lavados, de tus manos inmundas con pieles vecinas
y de tu sonrisa maldita que acompañaba la mía

Desgraciada mi cólera guardada sin tu amor
mis garras que no alcanzan tu cuerpo, mis colmillos que salivan por vos, mis piñas rotas entre paredes,
mi amor rudo, mi pecho agitado, desgraciados mis sueños perdidos de los tuyos, desgraciado el viento seco para mi planta muerta. Camina la cucaracha por un camino limpio.

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