sábado, 13 de febrero de 2010

. • .Incrédula. • . (Blog: loshorroresdelaimaginacion.blogspot.com, lunes 14 de diciembre de 2009)


.No tener un sueño es como nunca haber tenido un amor platónico. Yo nunca tuve ninguno de los dos y recién ahora me doy cuenta. Para mí las cosas tienen que ser tangibles, ya venir materializadas para que las pueda percibir, al menos, por uno de los cinco sentidos. Deben estar cercanas en tiempo y espacio para que pueda creer en ellas. Supongo que eso tiene una cuota de ansiedad, pero también de incredulidad. Es no tener confianza en uno mismo. Es el miedo que te acecha, que te hace pensar que no se va a cumplir jamás. Es una paradoja, para el aire de soñadora con el suelo andar. Esto es algo así como llegar al nivel máximo de empatía, que no está mal, pero significa llorar por los sueños de los demás no por empatía y nada más...es a falta de los propios. Es tener los pies inmóviles en la tierra y un muro frente a tus ojos, es no saber -no permitirse- volar, no dejar a la mente imaginar, soñar. Ser demasiado mental para uno mismo y demasiado sensible para con los demás. Tengo la sensación –bahh, es así- de que es no tener dónde postrar el ancla y mirar más allá para saber a dónde es que querés llegar.

(Mío)
Me han dicho que planeo cada segundo de mi vida, tienen razón, me gusta saber adonde voy, me gusta saber porque estoy luchando. Pero es inevitable trabaja con lo imprevisto, y saber que no todos los objetivos son logrables, tenemos que tener en cuenta, siempre, que hay que sacar lo bueno, aprovecharlo, aún cuando no parece ser bueno. Los momentos pueden dejar de ser malos, para ser inesperables, si aprendemos a aprender con ellos. La vida no es hecha sólo de lo tangible, no esta mal intentar materializarla, sólo no podemos olvidar, lo que hace la vida tan especial, los sentimientos, los que nos destruyen, que nos lastiman, y que nos salvan la existencia.

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